En el año 2014 la Doctora en psiquiatría Silvana Pujol publicó su estudio comparativo entre población médica y publicación en general acerca de las creencias sobre la patología depresiva. En este trabajo, titulado “Estigma asociado a la depresión entre médicos no psiquiatras”.
La hipótesis que plantea la autora como resultado de su estudio es que, entre médicos y no médicos, no hay ninguna diferencias significativa en cuanto a tales creencias.
De alguna de estas creencias procede el “estigma” de la depresión. Una marca que el paciente depresivo lleva estampada y que facilita el trabajo de la ignorancia para cubrirlo de imputaciones injustificadas por parte de sus semejantes.
Cuando la ignorancia procede de la falta de información es curable por medio del conocimiento. El problema es más grave cuando esta ignorancia viene alimentada por un prejuicio. El prejuicio provoca emociones negativas cara el objetivo prejuzgado. Además el prejuicio es refractario a los argumentos de la razón, pues está arraigado por la persistencia en conceptos errados, remachados por el lenguaje a lo largo del tiempo. El matiz negativo que damos a palabras tales como “loco”, “demencia”, “psicópata”, “deprimente”, etc son al mismo tiempo muestra de la existencia del estigma y herramienta para la estigmatización del paciente.
Los medios de comunicación y entretenimiento reflejan y realimentan estos conceptos erróneos que llevan a la implantación del estigma. A este respecto, la Dra. Pujol dice “el joven estadounidense medio consume 1500 horas por año viendo la televisión, mientras que en este mismo periodo pasa 900 horas en la escuela. a la edad de 18 años habrá presenciado más de 200.000 hechos violentos. Los retratos estigmatizadores que vinculan violencia y criminalidad con dolencias mentales son habituales en las transmisiones vistas por los jóvenes”.
Las transmisiones informativas, los periódicos y las redes sociales también suelen usar y abusar de este tipo de retratos: “Un solitario con una historia de depresión e intentos de suicidio escapará de la pena de muerte a cambio de declararse culpable y colaborar con los investigadores en otras muertes sospechosas”, decía un artículo del prestigioso medio The Times, presentando como relevantes los antecedentes de depresión e intentos de suicidio en la condición de asesino en serie.
Aunque peor es el caso de revistas pseudocientíficas, como “Discovery Salud”, estableciendo claramente una relación entre dolencia mental y tratamiento psiquiátrico con casos de asesinatos múltiples.
La estigmatización del paciente depresivo está, por diferentes causas y medios, presente de forma visible en nuestra sociedad. Y si esto no fuese injusto de por sí, los efectos que provoca son devastadores para la persona depresiva cuando esta asume el estigma y concuerda con los etiquetadores. En ese momento estaremos contemplando cómo la ignorancia prejuiciosa determina una exclusión social. Injusta como todas. En este caso con la circunstancia de que la persona condenada a la exclusión no tendrá voluntad de huir de ella al tener una imagen estigmatizada de si misma.
(galego) Sol negroel “acto”
Teatro. Recreación escénica del estado depresivo con textos basados en obras de Samuel Becket y Julia Kristeva.
En la escena cobran vida dos personajes que viven en lugares diferentes de su existencia y su dolencia. En un caso es Krapp, protagonista de “la última cita de Krapp” de Samuel Becket, quien manifiesta síntomas y circunstancias de un ser anclado en el malestar de una ausencia. En otro artificio serán las argumentaciones poéticas de Julia Kristeva dando voz al enfermo consciente de su dolencia, hablando de ella, intentando articular un discurso que la haga comunicable.
Dos ficciones contenidas en un marco estético visual y musical. Un generador de emociones que termina su flujo de energía en el fin de la racionalidad. El análisis del prejuicio y de sus consecuencias, como un primer paso para llegar, si no a la verdad, a refutar las bases de la falsedad en la que se apoya el prejuicio.
Sobre el escenario estarán presentes una actriz física, un actor, un pianista y un doctor en psiquiatría. Un elenco no muy habitual para una forma escénica inusual.
SOL NEGRO
Imagen de portada:Lidia Kalibatas
Sol negro.
El estigma de la depresión
En el año 2014 la Doctora en psiquiatría Silvana Pujol publicó su estudio comparativo entre población médica y publicación en general acerca de las creencias sobre la patología depresiva. En este trabajo, titulado “Estigma asociado a la depresión entre médicos no psiquiatras”.
La hipótesis que plantea la autora como resultado de su estudio es que, entre médicos y no médicos, no hay ninguna diferencias significativa en cuanto a tales creencias.
De alguna de estas creencias procede el “estigma” de la depresión. Una marca que el paciente depresivo lleva estampada y que facilita el trabajo de la ignorancia para cubrirlo de imputaciones injustificadas por parte de sus semejantes.
Cuando la ignorancia procede de la falta de información es curable por medio del conocimiento. El problema es más grave cuando esta ignorancia viene alimentada por un prejuicio. El prejuicio provoca emociones negativas cara el objetivo prejuzgado. Además el prejuicio es refractario a los argumentos de la razón, pues está arraigado por la persistencia en conceptos errados, remachados por el lenguaje a lo largo del tiempo. El matiz negativo que damos a palabras tales como “loco”, “demencia”, “psicópata”, “deprimente”, etc son al mismo tiempo muestra de la existencia del estigma y herramienta para la estigmatización del paciente.
Los medios de comunicación y entretenimiento reflejan y realimentan estos conceptos erróneos que llevan a la implantación del estigma. A este respecto, la Dra. Pujol dice “el joven estadounidense medio consume 1500 horas por año viendo la televisión, mientras que en este mismo periodo pasa 900 horas en la escuela. a la edad de 18 años habrá presenciado más de 200.000 hechos violentos. Los retratos estigmatizadores que vinculan violencia y criminalidad con dolencias mentales son habituales en las transmisiones vistas por los jóvenes”.
Las transmisiones informativas, los periódicos y las redes sociales también suelen usar y abusar de este tipo de retratos: “Un solitario con una historia de depresión e intentos de suicidio escapará de la pena de muerte a cambio de declararse culpable y colaborar con los investigadores en otras muertes sospechosas”, decía un artículo del prestigioso medio The Times, presentando como relevantes los antecedentes de depresión e intentos de suicidio en la condición de asesino en serie.
Aunque peor es el caso de revistas pseudocientíficas, como “Discovery Salud”, estableciendo claramente una relación entre dolencia mental y tratamiento psiquiátrico con casos de asesinatos múltiples.
La estigmatización del paciente depresivo está, por diferentes causas y medios, presente de forma visible en nuestra sociedad. Y si esto no fuese injusto de por sí, los efectos que provoca son devastadores para la persona depresiva cuando esta asume el estigma y concuerda con los etiquetadores. En ese momento estaremos contemplando cómo la ignorancia prejuiciosa determina una exclusión social. Injusta como todas. En este caso con la circunstancia de que la persona condenada a la exclusión no tendrá voluntad de huir de ella al tener una imagen estigmatizada de si misma.